LAS CRÓNICAS DE LO POCO SALUDABLE: LA NIÑA, LA LATA Y LA MERIENDA



 LAS CRÓNICAS DE LO POCO SALUDABLE: LA NIÑA, LA LATA Y LA MERIENDA

- ¡Mamá, papá, me voy! Salgo con unos colegas a dar una vueltecilla. 
- ¡Vale! Ten cuidado por ahí. Y ah! ¡No te olvides de coger  los  sobres de azúcar de la merienda! O bueno, llévate algunos más. Así “me haces” una merienda mejor, que después llegas a la cena muerta de hambre. Y por cierto, ¿Quieres dos tazas de café puro?
- No. Llevo dos Euros. Con eso me pillo la merienda. ¡Gracias!


Suena violento estas líneas al ser leídas, ¿verdad? Incluso podemos utilizar un término que le viene mejor para quedar definido: enérgico, ¿no? Vaya, que suena “bastante fuerte”. 

Y es que todo esto viene a colación con una estampa con la que me encontré hace unos días al entrar en una tiendecilla de barrio. De repente, mis ojos chocaron. Y chocaron  antes con esa lata refrescante de bebida energética, que mi propio cuerpo con la niña que portaba dicha bebida. Eran las  seis de la tarde. 

Y chocaron mis ojos, y luego mis neuronas, y luego mi gran “defecto profesional” de creerme con licencia de auto bombardear mi mente con las píldoras que lanzan esa parte del cerebro dónde reside mi actitud más crítica. 

A lo largo de la tarde retumbaba en mí la misma interrogación: << ¿Cómo puede ser que una niña compre una lata de una bebida energética de 335 ml y un paquete de patatas fritas para merendar?>> Y que conste que hoy no direcciono mi crítica hacia el paquete de patatas fritas (que ése sería otro cantar); sino más bien me focalizo en un único hecho <<delictivo>> que atenta contra la salud de esa chiquilla: casi el medio litro de azúcares simples, cafeína, taurina, y aditivos por doquier. Y digo chiquilla, sí. Ya os digo que no llegaría ni a los 15 años. 

Las bebidas energéticas son preparados estimulantes, compuestos de cafeína e hidratos de carbono  simples (glucosa, glocoronolactona, fructosa o sacarosa), acompañados de ciertos  complementos, como la taurina y ciertas vitaminas que le dan un toque <<más elegante>>. Contienen además,  extractos vegetales y aditivos acidulantes (ácido cítrico y citrato de sodio), conservantes (benzoato de sodio), saborizantes (cítrico) y colorantes.1

Y esta definición no es más que una perorata de palabras difíciles de pronunciar que nos lleva a una definición más directa, definición de propia creación (todo sea dicho): las bebidas energéticas son preparados con gas, un montón de azúcares y sustancias que estimulan, y que al unirse hacen: ¡BOOM!

Desde ese día, he leído artículos para escribir sobre ello, porque mi cabeza entró en shock al ver la predisposición de una niña  a mantener una conducta que atentaba en contra de su propia salud. Y quería encontrarme con miles de artículos que apoyaran mi pensamiento crítico hacia este tipo de bebidas. 

En realidad, con solo pensar que estamos ante una bebida con un listado vasto de ingredientes de difícil pronunciación, ya era para mantener esa actitud crítica. En este post, vuelvo a reiterar  mi idolatría hacia una alimentación basada en alimentos, y que evita esos productos cuyo etiquetado ocupan todo el envase. 

Después, cavilé sobre la cantidad de azúcares que tiene. Según el etiquetado, por 100 ml puede contener hasta 11 gramazos de azúcares simples; lo que hace que por lata alcance la equivalencia de 5 sobres de azúcar blanquilla. Esto me lo pone <<en bandeja>> para rehusar y <<atacar>> a este tipo de bebidas.

 Llegando a la parte estimulante de este producto, y leyendo literatura sobre el efecto de la cafeína en los consumidores, solo se concluye que hay pocos estudios, y con conclusiones vagas, sobre esta temática. Los efectos de ingerir grandes dosis de cafeína combinados con los del resto de estas bebidas, incluidos el azúcar, no han sido lo suficientemente estudiado 2,3. Pero todo parece indicar, y no es de extrañar por las sustancias que lo conforman, que el efecto conjunto de su consumo puede causar efectos en el individuo, especialmente en niños, adolescentes y adultos jóvenes. 4

Tantos los efectos clínicos cardiovasculares como los neurológicos que puede tener la cafeína, dictaminan que el impacto de ésta sobre la salud de los consumidores no queda totalmente testada debido a las numerosas variables (dosis de consumo, frecuencia del mismo y el consumo concomitante de otras sustancias) a tener en cuenta, como a la baja calidad de los estudios llevados a términos sobre dicha sustancia.1  Si nos basamos en un estudio realizado y publicado en el 2017 por Sleep Medicine Reviews, cantidades superiores a los 200 mg de cafeína/día prolongan el inicio del sueño, empeoran la calidad del mismo y acortan su duración5.

Que la cafeína incluida en estas bebidas, así como todas las sustancias estimulantes que forman parte de su composición, afecten a la salud de los consumidores, es algo no esclarecido aún. Pero sí lo es, y bajo mi opinión, que una chica de 15 años, tenga en su mano, con el firme propósito de ingerirlo como merienda, una lata de casi medio litro de bebida con azúcares, cafeína, estimulantes, aditivos. Esto puede hacernos pensar que en el ámbito de la Educación Alimentaria aún queda mucho por hacer, sin discriminar por grupos etarios. En este aspecto, en la Intervención Educativa Alimentaria, todo el mundo tiene cabida, porque todos formamos una parte importante de la  totalidad de este maldito problema. 

Volviendo a las bebidas energéticas, todos los artículos que he podido revisar sí acuerdan una conclusión que parece firme: el mayor peligro de estas bebidas es el aumento de la frecuencia de su consumo en adolescentes y jóvenes, con el firme propósito de adquirir energía para aguantar más en las etapas de exámenes, en pruebas atléticas, y en fiestas en las que se consume complementándolo con alcohol. En este último caso aumenta su peligrosidad de forma notoria1,6.  

Y es que es curioso, porque en este aspecto, la industria alimentaria juega sus cartas al Marketing ganador. Porque proponen sutilmente a los consumidores que << conjuguen su vaso de Whisky con una buena dosis de Bebida Energética>> proponiendo Packs de estas dos bebidas a precio reducido. Es que esta gente de las industrias y del MK son unos <<SANTOS>>. 

Beatificaciones e ironías aparte, y subiendo dos tonos de seriedad al escrito, las causas más comunes de ingreso a urgencias por cuadros neurológicos (cefaleas, irritación, convulsiones, agitación, comportamiento agresivo e ideación suicida) fueron producidas, con mayor frecuencia, cuando hubo consumo de bebidas energéticas complementadas con alcohol 7, 8

Volviendo a mi opinión y voz, ¿no creéis que se está naturalizando el consumo de esta bebida entre jóvenes? Obviamente, sí. Y aún peor. La unión de tomar alcohol por tónica general ante un evento especial y la naturalización del consumo de este tipo de bebidas energéticas, están direccionando al COMBO <<BEBIDA ESTIMULANTE + ALCOHOL>> al éxito de lo denominado tónica general. 

En fin, todo esto es un PELIGRO. 

Sea como sea, vuelvo a la simplicidad de la crítica: ¿Bebida energética y paquete de patatas como merienda? 


1. Manrique Cl, Arroyave-Hoyos CL, Galvis Pareja, D. Bebidas cafeinadas energizantes: efectos neurológicos y cardiovasculares. Iatreia. 2018. Ene-Mar; 31(1): 65-75. DOI 10.17533/udea.iatreia.v31n1a06 

2. Reissig CJ, Strain EC, Griffiths RR. Caffeinated energy drinks--a growing problem. Drug Alcohol Depend. 2009; 99(1-3): 1-10. doi: 10.1016/j.drugalcdep.2008.08.001.

3. Higgins JP, Tuttle TD, Higgins CL. Energy beverages: content and safety. Mayo Clin Proc. 2010; 85(11): 1033-41. doi: 10.4065/mcp.2010.0381. 

4. Seifert SM, Schaechter JL, Hershorin ER, Lipshultz SE. Health effects of energy drinks on children, adolescents, and young adults. Pediatrics. 2011; 127(3): 511-28. doi: 10.1542/peds.2009-3592.

5. Clark I, Landolt HP. Coffee, caffeine, and sleep: A systematic review of epidemiological studies and randomized controlled trials. Sleep Med Rev. 2017 Feb;31:70-78. DOI 10.1016/j.smrv.2016.01.006. 


6.  Villanueva Álvarez, E. Energy drink consumption among university students. RqR Enfermería Comunitaria (Revista SEAPA). 2016; 4 (3): 31-43.


7. Szpak A, Allen D. A case of acute suicidality following excessive caffeine intake. J Psychopharmacol. 2012 Nov;26(11):1502-10. DOI 10.1177/0269881112442788. 


8. Mash HB, Fullerton CS, Ramsawh HJ, Ng TH, Wang L, Kessler RC, et al. Risk for suicidal behaviors as¬sociated with alcohol and energy drink use in the US Army. Soc Psychiatry Psychiatr Epidemiol. 2014 Sep;49(9):1379-87. DOI 10.1007/s00127-014-0886-0. 


Comentarios

  1. Que buen blog, he entrado buscando un poco de orientación ya que voy a empezar en el mundo de la dietética y nutrición en esta web https://cursosinem.de/c-curso-inem-diet%C3%A9tica-y-nutrici%C3%B3n-a-distancia ya que creo que la falta de profesionales y expertos en nutrición y dietética es muy grande.

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