EL EQUILIBRIO DE SABORES. EQUILIBRIO ENTRE LA SALUD Y EL HEDONISMO.
La cocina es única. Y más si la sabemos manejar.
Tan solo con entenderla, podremos hacer uso de ella con esos matices que nos harán enloquecer. Y es que mirando atentamente a los fogones, y observando los procesos a través de los cuáles los alimentos cambian de matices, podemos llegar a rozar placeres que van más allá de lo humano.
“Esta chica está loca”, dirán lo que dedican unos minutos a leer estos post…
Pero es que estas palabras tan firmes, no son más que un mero reflejo de la experiencia por la que atravieso cada vez que llego a saborear un plato con la mirada.
Los placeres que se desencadenan, los que juegan con nuestro “ser”, nos embaucan y nos exigen más. Más y más bocados de sensaciones extras, de texturas supremas…
Nos rendimos ante las elaboraciones hechas a base de amor, ternura, mimo y mucha dedicación.
Y todo esto gracias a los alimentos.
Sin caer en esa máxima de cualquier cocinero que afirma que “la grasa es lo que da sabor a las recetas”, puede sobrevenirnos la rendición a la palatabilidad saludable de cualquier elaboración. Y es que, si sabes jugar con la creatividad, los alimentos, las combinaciones de estos, y las técnicas culinarias, no es necesario partir del componente graso de los alimentos para poder llegar a la más absoluta palatabilidad.
Porque con sólo dejarnos llevar por el mundo de las especias y de las hierbas aromáticas; o simplemente, por el sabor auténtico que nos aporta cada alimento, podemos experimentar sensaciones que desearíamos repetir.
Parece que hablo en una dicotomía estable y continua, pero es que esta voz que habla a través de los dedos en el teclado, es un reflejo del alma de una cocinera y una nutricionista. Y estas dos almas no se pelean, sino que se unen para seguir alimentando un único objetivo: conseguir un PALADAR SALUDABLE.
Elaboraciones que juegan con el equilibrio de la balanza que constantemente se tambalea; porque, ¿qué prefieres: placer o salud? Los dos platillos de los extremos de la misma se pelean por argumentar y terminar venciendo en esta batalla de batería inagotable.
Y es que el punto medio habla y habla: “no es necesario elegir, sólo saber cómo llegar a ese equilibrio”.
He aquí un ejemplo fiel y firme de lo que un cocinero con alma de nutricionista, o un nutricionista con dotes de cocinero, podrían experimentar si se dejan vencer por esa sana neutralidad:
Y un plato de panaché de verduras “sin más”.
Las papilas llegan a cotas máximas cuando el glaseado, conseguido en el horno y gracias a esta mezclas de especias y semillas, se hacen notar en ellas. WoW!!!! Unos muslitos de pollo que hacen virar a las pupilas… El toque de chile y esa acidez liviana del limón, nos hace querer suavizar y refrescar el paladar. Y para ello, acudimos a la frescura de las verduras “al dente”.
Es un juego de sensaciones múltiples que nos hacen saborear esos alimentos saludables y obtener cada uno de sus nutrientes de forma especial. Es un doble contrapunto que nos hace estallar de felicidad con cada bocado.
Personalmente, es un auténtico placer que me hace gozar de una doble profesión que cuida de mi salud y de mi parte más hedónica.
Receta de pollo:
- Macerar los muslitos en una mezcla de ajo triturado, chorreón de limón, albahaca, romero, tomillo, perejil y chile, chorreón de soja sin sal y un poco de AOVE.
- Dejar macerar dos horas.
Me encanta!!!! Tanto ese esmero y mimo que pones en tus recetas como esa capacidad para expresar todo lo que una receta, una cocina, un alimento, un nutriente....nos puede aportar.💪
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