DE HIGO A BREVA. LITERATURA Y ALIMENTOS. LIBROS Y SABORES.

La comida y la literatura;  o mejor dicho,  los alimentos y los libros.  Dos componentes propios de la felicidad de las pequeñas cosas”.

Los amantes de los buenos alimentos y de los buenos libros pueden llegar a disfrutar de la vida tan sólo con ojear (u hojear) un buen manual y con sentir el crujir y el dulzor natural de una buena manzana.

Y es que los libros y los alimentos siempre se han acompañado, y  juntos han conseguido alzar el valor que, por ende, tienen  ambos.

Aquel regalo que, con tanto esmero me preparó Manolo, estaba protegido con hojas. Hojas grandes y frescas de la higuera que, con tanto mimo cuida día tras día. Cuando lo destapé, una oleada de dulzor imaginario despertó al lado más “emocional” de mi cerebro; y así, la alegría se hizo “la jefa” de mis emociones y la pintora de una sonrisa tan sincera como jovial.

Y en ese momento la literatura se pasó por mi mente. Esos momentos en los que leía la magnífica obra de Juan Ramón Jiménez, Platero y yo. Esa escena en la que el poeta representaba una “guerra” de brevas entre varios personajes en la que todos terminaban        << comiendo brevas  por los ojos, por la nariz, por las mangas, por la nuca en un griterío agudo y sin tregua […] >> Y Platero no se quedó atrás…  

Jiménez, J.A (1914) . Las Brevas. Platero y Yo1

Y es que la literatura siempre acompaña. Acompaña cuando se lee, cuando nos empapamos de ella, cuando nos adentramos en esos mundos paralelos. Y, también, cuando cocinamos. Porque gracias a los libros podemos conocer la alimentación de antaño y gracias a ellos podemos conocer,  de forma más cercana, las elaboraciones que siempre nos ha acompañado. Ya Don Quijote de la Mancha referenciaba ciertas costumbres culinarias con las que se iba topando en cada una de sus aventuras.

Y respecto al alimento del cuál se habla en este post, incluso las hojas que envolvían el regalo que Manolo me hizo (las hojas de los higos )  servían y sirven, para recrear una receta manchega recogida en el excelente libro de Lorenzo Díaz, La Cocina del Quijote 2  Unas apetitosas Berenjenas de Almagro que aún se hacen en las fiestas de Puertollano, Ciudad Real: […] se rajan (las berenjenas) en un corte profundo que lleguen al centro y se cuecen, tapándolas con hojas de la higuera […] 2

Díaz, L. (2002). Recetario Seleccionado de Castilla La Mancha. La Cocina del Quijote. Alianza  Editorial.

Y volviendo a ese regalo estupendo con el que, mis emociones se toparon, empecé a idear alguna que otra receta con esos higos. Porque eran higos, ¿no? O ¿eran brevas?

A ver,  a ver… Sí! Eran higos! Los últimos del verano, los que se recolectan en agosto/septiembre. Además, sus características lo describían: piel más gruesa y verde, más dulce, más aromático, más chiquito.

Y en ese momento recordé ciertos dichos populares: “De higo a breva”  Es increlible cómo la lengua se acerca de forma tan estrecha con la intimidad del día a día…

Y, haciendo un esfuerzo por no irme  más por los “cerros de Úbeda”, y volviendo a la receta, pensé en hacer una ensalada de higos con queso fresco y un chorrón de aceite de oliva virgen. O incluso le pondría algo de anchoas. Si es que muchas veces, en la simpleza, esta la exquisitez.

Aunque como yo soy de seguir dándole vueltas al asunto, para conseguir una variedad un poco más selecta, igual haría alguna receta algo más atrevida con la que se exaltaría el dulzor de este alimento tan natural como sublime. Así que me pondré manos a la obra y dentro de poco traeré algo novedoso.

De momento, y siendo la hora que es, lo que voy a hacer es meterme, entre pecho y espalda, un par de higuitos bien fresquitos. Luego, que venga lo que quiera…



Comentarios

  1. Que buena información, creo que esto me podría ayudar un poco con mis estudios de dietética que vengo realizando en esta web https://tecnicofp.es/c-T%C3%A9cnico-Superior-en-Diet%C3%A9tica espero tomar apuntes de sus artículos y aplicarlos en mis estudios.

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