¡CINCO DEDITOS, CINCO FACTORES OBESOGÉNIGOS!

Hoy, por ser sábado de “descanso”, quiero hablar de un tema peliagudo. Y empiezo preguntándoos una cuestión que ya introduce el camino por el cuál estas líneas van a transcurrir.

¿Cuántos de ustedes consideráis que ponéis todo lo que está en vuestra mano para cuidar de vuestra salud?  


Esta cuestión aborda una temática que debe ser tratada desde la máxima sinceridad por  todos. Porque desde la sinceridad de vuestros hábitos se debe partir.

Ayer, entre líneas y líneas de artículos interesantes, me topé con uno que ya me “dijeron”, desde hace un tiempo, que era harto interesante para su lectura.  Era una Revisión narrativa de las publicaciones del NHS y NHS II (Nurses “Healthy Studies”) entre 1976 y 2016, hecha por Frank B. Hu y colaboradores.

Para destacar, decir que Frank B. Hu es Presidente del Departamento de Nutrición y Profesor Fredrick J. Stare de Nutrición y Epidemiología en la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard , y Profesor de Medicina en la Escuela de Medicina de Harvard .

            Aunque en este post se tratará el tema con toques más divulgativos que técnicos, os enlazo el artículo para que podáis ver todos los elementos de dicha revisión.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4981805/

            Pues bien, utilizando un lenguaje algo más cercano y más directo, y para que se entiendan estas líneas, “iremos al grano”.

Siete son los determinantes que nos encaminan a un desarrollo de la obesidad, los cuáles podemos aunarlos en cinco:
- Consumo de bebidas azucaradas.
- Mala calidad dietética.
- Sedentarismo o inactividad física (en la que se incluyen demasiadas “pantallas”)
- Poco descanso (acogiendo en este punto os temidos trabajos a turnos)
- Agentes obesogénicos que nos rodea.

            La siguiente pregunta es, ¿consideráis que estos cinco puntos os tocan de cerca?

Es obvio que los agentes obesogénicos están ahí. Y estos no son más que esos elementos que nos rodean que nos incitan a elegir opciones que nos llevan al desarrollo de la obesidad, tales como una industria que potencia la compra abaratada de productos insanos, o que “mal-etiquetan” los productos para “maquillarlos” y dotarlos con declaraciones nutricionales y de salud falsas… Todo promulgado por una legislación laxa que no hace más que desfavorecer a nuestra salud, potenciando la “salud” de los bolsillos de las grandes multinacionales.
Vivimos rodeados de productos que nos perjudican, y claro, por mucho que nos hagamos los “fuertes” y seamos “duros de pelar”, tanto incitarnos, al final terminamos cayendo, hasta los más rectos en sus conductas. Y lo malo no es caer de “higo a breva”, sino sentirse atraídos cada día por estos productos, porque sólo así, es como se termina entregándose a ellos…
 
Y claro, esto se enlaza a otro de los factores determinantes de la obesidad: la mala calidad dietética. Porque si evitásemos todos los productos superfluos, procesados, ésos cuya etiqueta tiene un listado enorme de antinutrientes, pues tendríamos mucho ganado. Por ahí se dice que “la cuestión no es comer bien, sino dejar de comer mal”. Y es curioso porque la mayoría de la población sabe cuáles son los productos que debemos evitar: snacks, bollería, procesados, refrescos, bebidas alcohólicas… Pero aún así hay una rendición notoria hacia ellos (agentes obesogénicos).

Y los refrescos o bebidas azucaradas se pueden incluir como parte de esa mala calidad dietética. ¿Sabéis? Del 40 al 80% total de los hidratos de carbono consumidos por la población, son hidratos de carbono simples (azúcares simples), aquéllos que provienen de productos azucarados. No me extraña que, en la población haya una mala concepción de los hidratos de carbono. ¡Claro! Una mala concepción que proviene del mal consumo de éstos… Porque sí hay que mantener un consumo de HIDRATOS DE CARBONO (en todas y cada una de las comidas del día, incluyendo cenas), pero que estos provengan de alimentos saludables: cereales integrales, legumbres, frutos secos...

Y si entramos al  mundo de la actividad física, nos encontramos con otro de los factores más importantes y exponenciales del desarrollo de la obesidad: la INACTIVIDAD FÍSICA. Y es que “nos movemos menos que los ojos de Espinete”. Así no, ¿eh? Y es que la actividad física no sólo ayuda a mantener el peso, o conseguir una bajada gradual y sostenible del mismo; sino que es imprescindible para mantener los valores bioquímicos de nuestro organismo, mantener una salud óptima de nuestros huesos, músculos y articulaciones; y cómo no, nos ayuda a mantener nuestras emociones “volcadas” hacia el lado positivo.

Y el descanso, otro de los factores imprescindibles para mantener a raya nuestra salud. Es necesario descansar las horas necesarias, dejando atrás los factores estimulante que nos hace mantener “los ojos como búhos” durante la noche. Un buen libro antes de dormir, ayuda muchísimo.

            Pues bien, después de este “rollazo” con algo de intención, mi pregunta es ¿ESTÁS DISPUESTO A ECHARTE UNA MANO? En ti, en tu decisión, en tus manos, está comenzar por encaminarte hacia el camino que vela por tu salud



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